miércoles, 22 de octubre de 2008

Visita el interior de la Tierra, rectificando encontraras la Piedra Oculta


En busca del absoluto

La piedra filosofal

Después de mucho divagar, y de encantarme con el mundo y sus ilusiones, vuelvo a los cimientos de esta amada ciencia, tras las desventuras y sinsabores que desilusionaron y destrozaron mi corazón y que al final y al cabo, me permitieron abrir los ojos y tomar conciencia de la realidad y de sus debidas proporciones. El sino se encarga de despertarnos mediante el dolor, y a pesar de los porrazos que sufrimos constantemente, no nos dejamos vencer del todo por la apabullante fatalidad.

Es quizás en la búsqueda de la verdad absoluta que construimos y organizamos nuestra vida, y es esta verdad la que nos mueve a dedicar una página que convoca nuestros propósitos. En este caso dedicamos este breve ensayo al objeto primordial de la alquimia, La Piedra Filosofal.

Como es bien sabido por aquellos asiduos al estudio de la alquimia, existe una diferencia absoluta entre los términos Piedra de los filósofos y piedra filosofal, la primera corresponde al sujeto filosófico, en el estado en el cual se encuentra en la naturaleza, y que es una porción del caos primordial. Es el punto de partida de los trabajos de orden alquímico, sobre la cual se realizarán las operaciones y es, como bien se la ha descrito, una materia cruda. La piedra filosofal esta compuesta de la materia de la piedra de los filósofos y es el producto que el artista ha llevado a la perfección en la obra, es la misma materia pero, digerida, cocida, madurada y purificada.

¿Pero que es propiamente la piedra filosofal? ¿Y porque partir nuestras divagaciones con el producto final de la Obra?

La respuesta es simple, dime que buscas y yo te diré como encontrarlo o realizarlo.

El punto de partida de la alquimia es el conocimiento de su fin. El propósito de la alquimia se explica con la obtención de la piedra filosofal. De modo que desentrañando el fin de la alquimia, podemos concluir su objeto o propósito.

Y bueno, ¿que es esta piedra filosofal?

Jajaja, ya Fulcanelli, desde el comienzo de sus Moradas filosofales establece que la condensación del doble fuego (del fuego solar por el fuego secreto, verbo encarnado, espíritu celeste corporificado en las cosas de este mundo) y de sus rayos, reunidos y concentrados, colorean y animan un cuerpo puro, diáfano, clarificado y regenerado, de un brillante destello y de admirable virtud. Además dice que una vez obtenido este punto de exaltación, el principio ígneo se vuelve similar a los cuerpos comprendidos en los tres reinos de la naturaleza, por su universalidad de acción.

La piedra lleva el signo del sol y se la describe de un color rubí, de una gran densidad, de ordenamiento cristalino, aspecto traslucido y de ser fusible, fija, ardiente, penetrante e incacinable. Además en polvo de proyección, trans-muta (o según Filectio muta hacia el “otro lado”) los metales, ya sea en sol o luna, lo cual indica un gran poder de penetración en la materia (muchos ya saben que los cuerpos no ingresan o no tienen acción en los cuerpos, sino los espíritus). En su estado de Medicina Universal es útil para la curación de las enfermedades y estimula el desarrollo vegetativo en plantas. Y si bien, mucho se ha descrito desde un punto de vista espagírico, arquímico y químico, Es lógico pensar, debido a todo lo expuesto, que tratamos de un cuerpo compuesto (y ojo, que no es tan solo cuerpo).

A pesar del origen metálico, no se compone solo de esta naturaleza. Debido al poder de penetración en los cuerpos es necesario pensar en la naturaleza del espíritu inherente en dicha piedra. De hecho si materia y espíritu fuesen de naturaleza metálica, entonces estaríamos en presencia de un metal, como bien índica Fulcanelli.

Pero estamos mas bien frente a un cuerpo, compuesto por un espíritu y materia de naturalezas disímiles (¿Te suena familiar, hombre?), de una condensación y aglomeración de un espíritu metálico, en una envoltura cristalina, coherente, tenaz y refractaria, capaz de arroparlo, de impregnarlo por todas partes y de asegurarle una protección eficaz. Es este alma, Espíritu o fuego reunido, concentrado y coagulado en la mas pura, la mas resistente y la mas perfecta de las materias terrestres lo que llamamos Piedra (Fulcanelli, 1965).

La piedra filosofal es la piedra cúbica, formada tan solo a partir del agua, materia universal. Lógicamente se trata de una coagulación, por medio del principio ígneo (espíritu) y que se ha tallado, simbolismo bien conocido en el ritual masónico.

Pero, si bien, estos pasajes de por sí son bastante obvios en lo que respecta a la real naturaleza de nuestro estudio, Canseliet, el discípulo de Fulcanelli, es quien, en el prefacio a la segunda edición de las moradas filosofales, nos revela una mayor información sobre el arte al citar tanto al Conde de Gabalís, de Mountfalcon de Villars y a los estados de la Luna de Cyrano Bergerac en estos términos:

“Es necesario purificar y exaltar el elemento fuego, que está en nosotros, e intensificar el tono de esta cuerda floja. Sólo hay que concentrar el fuego del mundo mediante espejos cóncavos en un globo de cristal…Se forma en este globo un polvo solar, el cual, al purificarse por sí mismo de la mezcla de los otros elementos, y siendo preparado según el arte, en muy poco tiempo está soberanamente dispuesto para exaltar el fuego que está en nosotros, haciéndonos volver, por decirlo así, de naturaleza ígnea.”

“Estas antorchas incombustibles… son rayos de sol que he purgado de su calor, pues en caso contrario las cualidades corrosivas de su fuego habrían herido vuestra vista y os habrían deslumbrado; he fijado la luz y la he encerrado en estas bolas transparentes que sostengo. Esto no os debe causar gran admiración, pues para mi, que he nacido del sol, no es mas difícil condensar los rayos, que son el polvo de ese Mundo, de lo que es para vosotros amasar el polvo o los átomos, que son la tierra pulverizada de este mundo."

De este modo, se desentraña un poco la naturaleza de estudio de esta ciencia o arte, que como bien fue escrito por Filectio consiste en el cambio de forma por la luz.

Pues bien, el espíritu está en todo, y principalmente en el “aer”, este principio ígneo, debe cristalizar un cuerpo hialino, y posteriormente dar perfección a este cuerpo de modo de ser apto para la contención del principio ígneo en su interior. De este modo un cuerpo ígneo, tiene acción sobre las partículas ígneas, como si se materia se tratase para el caso de cuerpos sólidos. Les suena aquel pasaje en la biblia que dice… “y ardía, pero no se consumía”

No quiero aburrirlos con discusiones químicas ni filosóficas, sin embargo el principal problema radica sobre que cuerpo actuar.

En términos arquímicos, espagíricos y químicos se ha recurrido al antimonio, la galena, el cinabrio, el carbón, el hierro…., pero la alquimia, da cuenta de que ni en su forma, ni en lo que respecta a su materia (Limojon de Saint Didier, 1689), la piedra de los filósofos es visible, a no ser que el artista la conduzca a semejante estado.

De modo que todas estas materias han servido de simbolismo a la real piedra de los filósofos, y es ésta materia la que es piedra de toque y escándalo a los buscadores, entre los cuales nos citamos y de la cual escribiremos posteriormente.

Tan solo una frase al respecto, y una muy sugerente, por lo demás; VISITA INTERIORA TERRAE, RECTIFICANDO INVENIES OCCULUS LAPIDEM (visita el interior de la tierra, rectificando encontraras la piedra oculta), ¡¡¡el interior de la tierra!!!, y ¿como llegamos a él?

Es quizás respecto a este tema, donde la alquimia se aleja del terreno de la pura especulación, del new age y de la filosofía hippie carente de práctica, debido a que es una ciencia que trata con materias de naturaleza física (como bien lo menciona Canseliet en sus comentarios al Mutus Liber) y de progresos tangibles (quizás por parte del operador) en una progresión dada. Y es tambien en este aspecto donde se aleja de la química y la espagíria, al tratar éstas con materias muertas que participan solo de uno de los tres reinos de la naturaleza.

Ya las ciencia actuales, como la física cuántica, están planteando novedades como el concepto del campo unificado que se asemeja demasiado a los conceptos de ocultistas antiguos respecto a la luz astral o el mercurio filosófico, conceptos muy elaborados en pensadores de la talla de Eliphas Levi, Kunrah… De hecho, si bien no se tiene, a ciencia cierta, claridad sobre la materia oscura y la energía oscura, descubiertas por astrofísicos, se ha llegado a su existencia debido a que la fuerza de gravedad en el universo no concuerda con toda la masa que en éste existe y debido a que su velocidad de expansión no se explica con la energía que se estima (ojo que masa y energía están estrechamente interrelacionados de acuerdo a el teorema de Einstein), de modo que tenemos noción de materia y energía que no somos capaces de observar ni estudiar, cuantos misterios!!.

Además el siglo pasado nos reveló muchas de las concepciones y modelos que permitieron formular y explorar en los campos de energía nuclear, condensada en átomos, en la actualidad las ciencias quieren desentrañar sobre la formación del universo. Ya sea la singularidad un concepto de difícil concepción, que explica el estado de la materia previo al Big Bang, no es posible decir que previo a éste, la materia no existiese, debido a que según leyes, la materia no se crea ni se destruye, solo se transforma.

En fin, ambos campos, ciencia y fe, deben mantenerse separados, pero deben colaborar como soportes al templo. Sin embargo, todavía existe mucho que la ciencia puede llegar a desentrañar y en lo cual poco ha incursionado. Tan solo no lleguemos a olvidar que el espíritu lo anima todo y está en todo, no demos muerte a nuestra fe, démosle alas y apoyémonos en ella, para construir un mundo mejor, con bases sólidas en la ciencia y amando, amando hasta el cansancio.

A los discípulos de la Santa Ciencia.


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